La célula es la unidad mínima de conciencia y de recepción, como un “interface” o “puerta” entre los diferentes cuerpos; en ella se procesan los datos recibidos y se emite una  respuesta. A menudo esta labor queda bloqueada y las células quedan aisladas de recibir la información necesaria para la vida debido a: bloqueos en el cuerpo físico por alimentos industrializados, exceso de comida, abuso de proteínas animales (carnes sobre todo), medicamentos, contaminación ambiental (metales pesados, insecticidas-plaguicidas, transgénicos, radiofrecuencias, campos electromagnéticos y genopatías, etc.) o bloqueos del psíquico-emocional (etérico) debido a traumas o memorias no conscientes desde la concepción (vida en útero) hasta los tres años de edad.

Estas emociones no gestionadas se nos repiten en la edad adulta pero con otro escenario-personajes, que intensifican los bloqueos pre-establecidos. Las leyes familiares y las del Clan (social) también pueden contribuir a reprimir o disociar emociones. Éstas interferencias alteran nuestros centros energéticos, por tanto nuestra salud (orden).